En Chile, entre los años 60 y 70 del siglo XX, emergen movimientos populares que reivindican las tomas de terrenos como alternativa a la falta de vivienda, convirtiéndolas en actos de resistencia a la injusticia social y en signo de esperanza colectiva de quienes han sido vulnerados y buscan mejorar las condiciones de vida que los afectan. Reivindicaciones que, en el transcurso del tiempo, han dado lugar a un sentido de pertenencia, junto con contribuir a la construcción de identidad de ese grupo social -singular- que son los pobladores..
La trayectoria de la Toma «Nueva Esperanza», hoy «Población Emilio Gidi» (Linares; Región del Maule) se encuentra inscrita no solo en la memoria de quienes habitan allí, sino también en sus cuerpos; en las calles donde comparten la vida cotidiana y en las casas donde residen. A su vez, la población es también un lugar que se relaciona con los imaginarios que se producen y circulan en torno a ella; donde el lugar ya no es tanto una realidad espacial concreta, sino la imagen distintiva que le significa; al mismo tiempo que es mediada por la transmisión, no solo de su memoria histórica, sino que por los prejuicios y estigmas sociales asociados a su localización periférica; como también -y en contraposición con aquello- a la resignificación que actualmente se hace del territorio a través de acciones culturales y prácticas artísticas impulsadas por sus propios habitantes.
LA RESIDENCIA *
Las imágenes aquí expuestas son el resultado de los dos meses en que la artista Carola Cofré residió en la Población Emilio Gidi y de la relación que pudo establecer -como visitante- con los vecinos. Relación que es puesta en práctica en lo cotidiano y que , a través de la conversación, es capaz de infundir la confianza necesaria para dar tiempo y compartir un lugar de creación que emerge desde lo común. En este sentido, la población se constituye en un lugar donde la acción social puede ser tanto producida como interpretada desde lo local y su contexto. Por su parte la artista encuentra allí, conexiones de contemporaneidad que la movilizan hacia el reconocimientoy la valoración del territorio y de los sujetos que lo habitan.
El resultado de este proceso arrojó un repertorio de materiales diversos, conformado por una serie de notas de campo; una imagen del fanzine autoeditado por la artista -que fue entregado a la comunidad como un gesto de reciprocidad al finalizar la residencia- y una selección de fotografías que son acompañadas de breves textos que refieren al momento en que fueron realizadas. El hecho de que en estas imágenes los vecinos aparezcan fotografiados al frente de sus casas, hace visible no solo la performatividad de sus cuerpos al reaccionar al encuentro con la artista -evidenciando los niveles de apertura o cerramiento según los grados de confianza que mediaron la acción- sino que también hace emerger la performatividad de las cosas (de las casas), donde la fachada es límite y mediación, entre el espacio público de la calle y el espacio privado de su interioridad; que es también producto de la necesidad de humanizar los espacios donde se vive, acumulando huellas, que son trayectoria de vida y de residencia de quienes los habitan.
(*) El proyecto se realizó en el marco de RESIDENCIA TROPICAL, iniciativa independiente del artista Jorge Grandón, WATANAZ, quién es vecino de la población Emilio Gidi, quién es autor además del encuentro “SUDACA TROPICAL” , que ha reunido a muralistas y artistas urbanos de Chile y Latinoamérica, para la creación de un museo abierto.
Texto:
René Valenzuela Aedo / Artista visual
Imágenes:
Fotografías y bitácora (fragmento) del Proyecto “RESISTIR” de la artista Carola Cofré Muñoz y que fue expuesto en La Paz, Bolivia. En Mayo de 2019